He aquí algunas evidencias cuando tu mente ha sido transformada por el poder de Dios:
Tu intelecto está subordinado bajo la acción iluminadora del Espíritu Santo, posee convicciones firmes en la Palabra de Dios y la discierne de forma correcta...
Tienes convicciones firmes de las realidades espirituales como consistentes y eternas; en cambio ves las realidades terrenales como pasajeras y aparentes.
Tienes la firme convicción de la realidad de un Dios vivo que toma la iniciativa para comunicarse contigo y entregarse por amor a ti por medio de Jesucristo para darte salvación y vida eterna.
Tus prioridades personales cambian, pues sientes el deseo intenso de alimentar y satisfacer tu alma con la Palabra de Dios y conversar con él en oración, el mayor tiempo posible.
Sientes la necesidad espontánea de alabar, adorar y darle gracias a Dios por todo lo que hecho por ti a lo largo de toda tu historia personal; así como también la necesidad de obedecerle, servirle sin condiciones y transmitir sus enseñanzas.
Entiendes con claridad, que cuando tu conducta va de acuerdo a la voluntad de Dios, tu conciencia no te recrimina aunque sean acciones ilógicas o “normales” para la mayoría.
Entiendes que a Dios se le obedece NO por miedo al castigo, ni por imposición, sino que se le obedece por amor a él.
Tienes grabada en tu memoria todas las intervenciones oportunas y poderosas que Dios ha hecho por ti a lo largo de toda tu vida, de tal manera que no vuelves a dudar jamás de su atención personalizada para contigo.
No te dejas engañar con argumentos contrarios a lo que Dios ha establecido, por muy convincentes y justificables que parezcan...
Gozas de paz permanente y el respaldo divino a pesar de las circunstancias adversas que enfrentas como resultado de tu obediencia.
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Si una o más de estas evidencias no se producen en ti, es porque aun tu mente no ha sido transformada.
¿Qué debes hacer entonces?
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Incrementa tu tiempo de oración...
Pídele a Dios que por medio de la acción sobrenatural del Espíritu Santo, consuma de raíz todos los “esquemas mentales” que durante muchos años te han atrapado; que consuma aquellos pensamientos negativos y pecaminosos que entenebrecen tu mente...
Incrementa tu tiempo en la reflexión de la Palabra de Dios.
Necesitas alimentarte del “pan” que te nutrirá (Ver Mateo 4:4) y beber la “leche” que te hará crecer (Ver 1 Pedro 2:2)
La Palabra de Dios es “viva” y “eficaz” así como lo dice hebreos 4:12, y a medida que lo hagas, tu mente será vivificada e iluminada de manera sobrenatural.
Apártate de toda influencia anticristiana.
No participes de las “obras infructuosas de las tinieblas” (Ver efesios 5:11). Si tú sabes que al participar de algo va en contra de lo establecido por Dios no lo hagas, aunque todos lo consideren normal y permisivo.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos 12:2
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Que Dios te conceda en este día muy especial, lo que siempre has deseado:
¡UNA MENTE TRANSFORMADA POR EL PODER DEL ESPIRITU SANTO!
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