Cuando no lo entiendes, confía en el Señor
“CONFÍA EN EL
SEÑOR…” (Proverbios 3:5)
La Biblia nos
dice: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia
prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él hará derechas tus veredas” (Proverbios 3:5-6).
Pero ¿qué pasa cuando esa vereda te lleva por dolor, presiones y problemas? Así
fue el camino de Juan el Bautista.
Éste no merecía
la cárcel, pues era nada menos que el Precursor de Cristo y la voz de Dios en
la comunidad. Y por si fuera poco, Jesús era su primo. Así que mandó un mensaje
a Jesús preguntando: “¿…Eres tú el [Mesías] o esperamos a otro…?” (Lucas 7:20 LBLA).
Podemos parafrasearlo así: “Señor, si estoy haciendo tu voluntad, ¿cómo es
que me encuentro en esta situación?”
Es una pregunta
motivada por expectativas incumplidas. Nosotros también pensamos: ‘Señor, te
he obedecido, ¿por qué no me van mejor las cosas?’ Y si estás sirviendo al
Señor, cuesta todavía más aceptarlo.
Meg Woodson
escribió acerca de la muerte de su hija: “Nunca olvidaré esos gritos agudos
y penetrantes de mi hija; y que el Dios que pudo haberla ayudado miró a esa
joven dedicada a Él… y decidió no hacer nada y dejar que su muerte fuera una
estadística más.” ¡Qué ejemplo tan elocuente de expectativas fallidas!
Jesús pudo
haber salvado a Juan, pero no lo hizo. En su lugar, le envío un mensaje
diciendo: “No te preocupes, todo va como tiene que ir, el Reino está siendo
establecido. Hiciste bien tu trabajo” (Mateo 11:4-5 parafraseado).
Seguro que no era la respuesta que Juan esperaba, pues éste buscaba una
solución a sus problemas inmediatos, mientras que Jesús estaba levantando un
reino eterno. La próxima vez que Dios no cumpla tus expectativas, no es que no
le importes, es que Él ve el panorama global y está tratando con cosas que no
podrías entender. En esos momentos, ¡confía en Él!
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