El testigo decisivo
Mas si no te
oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos
conste toda palabra. – Mateo 18:16
Usted
ciertamente ha estado muchas veces en el valle de la decisión, balanceándose
precariamente entre la victoria y la derrota. Por un lado, está la palabra del
mundo escrita por Satanás que le dice, “no vas a ser sanado”; por otro, la
Palabra de Dios que le dice: “mi Palabra es sí, y amén” y “por cuya herida
fuisteis sanados” (1 Pedro 2:14) ¿Quién será el que determine el resultado de
todo? Usted será el testigo decisivo.
Me acuerdo de
un hombre que quería que orara por él. Le dije: “La Palabra dice que usted está
sanado”. El hombre me interrumpió y dijo: “Sí, yo sé que dice eso, pero tengo
este terrible dolor aquí”. Lo miré a los ojos y le dije otra vez: “La Palabra
dice que por la herida de Jesús fuimos sanados”. “Lo sé -respondió él-, pero
tengo este terrible… ” Meneé mi cabeza en forma negativa y le dije “Óigame
bien, la Palabra dice que usted está sanado”. La cara se le puso roja y dijo:
“YO SÉ QUE DICE ESO, PERO YO TENGO ESTE…” Entonces, se quedó callado y me miró.
Él no se había dado cuenta de que estaba dejando que los síntomas físicos
fueran su evidencia. No importa lo que la Palabra dijera, él solo creía en lo
que podía ver y sentir.
Cuando se
tranquilizó, le dije: “Mire, usted quiere que esté de acuerdo con usted y está
enojado porque no lo hago; pero si lo hago, usted moriría. Pero si usted está
de acuerdo conmigo y con la Biblia, podemos hacer que sea sanado”.
De repente, lo
entendió. Sus ojos se iluminaron: “¡Oh, gloria a Dios! Veo lo que quiere decir.
Entonces, ¡estoy de acuerdo con la Palabra de Dios!” Le impuse las manos y Dios
lo sanó al instante. Él recibió la sanidad cuando estuvo de acuerdo con Dios.
Pudo haber recibido la sanidad en su habitación o mientras manejaba o en
cualquier otra parte. Pudo haberla recibido en el momento que decidiera ser el
testigo decisivo.
Ahora bien, su
parte es orar y confirmar su testimonio. Si lo hace, Dios lo respaldará; y
cuando Él lo respalda, todo lo demás tiene que alinearse o quitarse de en
medio. Usted es el testigo decisivo. ¿Cuál será su decisión?
Mateo 18:15-20
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