
Lectura: 2 Corintios 3:7-18
....todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen... 2 Corintios 3:18
Hace años, un hombre de negocios avanzado en años me preguntó: ¿La gloria de quién reflejas hoy?
Ponderé la pregunta un rato antes de contestar: Cuando me veo en el espejo por las mañanas, veo mi mayor problema mirándome a mí.
La lectura para hoy me enseña que los cristianos han de ser como espejos. Pablo dijo que nuestros rostros no deben ser velado. Esto es lógico. Nadie instala un espejo y luego le coloca una cortina encima.
Un espejo cubierto no cumple el propósito de reflejar los objetos que tiene delante.
En 2 Corintios 3:19 se nos describe contemplamos su gloria somos..transformados en la misma imagen, es decir, la semejanza a Cristo.
Puede que nos preguntemos por qué estamos todavía tan lejos de ser como Cristo en nuestra manera de pensar y de comportarnos. La siguiente pregunta podría ser útil:
¿qué vida reflejamos?
El pueblo de Dios debe reflejar la gloria de Dios . Para eso debemos cultivar el hábito de contemplar su gloria. Debemos leer y meditar en su palabra. Sólo entonces podremos obedecer sus mandamientos y depender de sus promesas.
El rostro es un espejo del corazón.
¿Ve la gente a Jesús en el tuyo?