martes, 21 de diciembre de 2010

Lo útil de las tormentas...........Isaias 40:31



Lo útil de las tormentas



Dice la Biblia: “Los que esperan en Dios tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas…” Isaias 40:31) Ellas aprovechan las tormentas para volar sobre las corrientes del viento mientras que los demás habitantes se atemorizan por ellas. Dios quiere que confiemos en El y podamos tener una actitud diferente frente a las circunstancias de la vida. En lugar de sentirnos derrotados, levantemos nuestras alas y aprovechemos las tormentas para crecer y replantear los pasos que daremos y seguir adelante. Espera que pase la tormenta, pues luchar en medio de ella y contra ella, te destruirá. Recuerda que cuando se viven circunstancias adversas, dificultades, pérdidas, cuando se habla mal de ti, cuando te critican, es cuando tenemos la oportunidad de crecer y fortalecer nuestro carácter, de acuerdo a la actitud que tomes frente a ello. Pero se trata de confiar en que Dios está por encima de las circunstancias y Su fuerza nos sustenta. ¿Identificas tus tormentas? No luches solo, dale la oportunidad a Dios de acompañarte.

* Cita para meditar:

• Isaias 42:16.- “Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé”.

Cuando la soledad golpea tu puerta...........Salmos 31:24 yNahum 1:7


Cuando la soledad golpea tu puerta



¿Te sientes solo(a)? - ¿Experimentas como si todas las personas que te rodean no existen y que nadie te comprende? Dios quiere acompañarnos en los episodios de la vida donde este sentir aparece. El no pretende evitarte estos momentos, sino más bien ayudarte a ver otra perspectiva. Su promesa es acompañarnos siempre si le damos lugar y es necesario entender que las personas que te abandonan, se han perdido la oportunidad de conocer lo grande que eres. Son los que se van quienes no te valoran, así que no te sientas abandonado(a). Dios te ha rodeado también de personas que pueden ser buenos amigos, pero debes intentar ser buen amigo(a). Abre tu corazón y comparte tu tristeza, tus sueños y no permitas que la culpa, la poca autovaloración y tus emociones, invadan tu corazón.

* Citas para meditar:

• Salmos 31:24.- “Esforzaos todos vosotros los que esperáis en el Señor, Y tome aliento vuestro corazón”.

• Nahum 1:7.- “Dios es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían”.

RAHAB: UN PASADO NEGRO PERO UN FINAL FELIZ ...............Josué 6:25


RAHAB: UN PASADO NEGRO PERO UN FINAL FELIZ
“Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.” (Josué 6:25)
¡Quién diría que aquella prostituta de Jericó tendría una fe tan profunda! ES que nuestra mente finita nunca alcanzará a entender la magnitud de los propósitos de Dios. La fe de Rahab fue tal, que logró salvar su propia vida y la de su familia. Pero antes de que eso sucediera tuvo que ejercer la fe y dar pasos con convicción.
Ella había escuchado hablar del Dios al cual le servían los israelitas. A sus oídos habían llegado los relatos e historias de los milagros, proezas y maravillas de Jehová.
Pienso que como cualquier ser humano tenía necesidad de Dios. Quizás soñaba y tenía la esperanza de que las cosas podrían cambiar y tener un futuro diferente. Rahab se aferró y tuvo fe en que aquel Dios del cual había escuchado hablar, podría tener misericordia de ella, salvarla de la muerte y darle un presente totalmente diferente al que había tenido.
Así que se arriesgó, expuso su vida, traicionó a su pueblo porque sabía que aquella tierra sería dada por Dios a Israel. Protegió a aquellos espías, pero de manera inteligente pidió a cambio la vida de ella y su familia. Los espías hicieron un pacto con ella y ella consiguió su salvación y la de su familia.
En Josué 6:25 el escritor redacta que Rahab vivió entre los israelitas. ¡Ella se unió al pueblo de Dios! Su fe en Dios le dio la salvación y una vida tan nueva y diferente que en Mateo 1:5 cuando se nos habla de la genealogía de Jesucristo aparece su nombre. Dice: “Salmón, padre de Booz, cuya madre fue Rajab (Rahab)”. En otras palabras, el detalle resaltante de la gracia de Dios es que Rahab, una extranjera que había sido prostituta en el pasado, tuvo una vida nueva. Ella era la tatarabuela de David, ella fue una de las predecesoras en la genealogía de Jesús, ¡el Salvador del mundo!
Aquella prostituta pudo tener una vida distinta gracias a su fe en Dios. Pudo casarse, tener hijos, nietos, familia propia, hogar y amigos. Su futuro brilló, su final fue feliz. Es que los que confían en Dios son como el monte de Sión que no se mueve sino que permanece para siempre.
Tal vez tú pienses que tú pasado te detiene y te impide alcanzar una vida nueva. Quizás te sientas avergonzado y piensas que en tu presente y futuro nada bueno puede pasar. Pero hoy Dios trae a tu vida una palabra de restauración y vida. Él como el gran Alfarero, puede hacer de tu vida una vasija nueva. Ya no llores ni te lamentes por el pasado, mejor concéntrate en el presente y vívelo de la mejor manera posible en Dios. Hoy es un día perfecto para que venga tu salvación y la salvación solo proviene de Dios. Con Él a tu lado tu final será muy hermoso. Así que anímate porque hoy Dios hace cosas nuevas en tu vida, borra todo lo malo que has hecho, para que puedas escribir una página nueva, con una historia diferente, pero linda.

Acerca de la Santidad ...........Efesios 12:14


Acerca de la Santidad ...........Efesios 12:14

ACERCA DE LA SANTIDAD Muchas veces pensamos que la santidad envuelve lo que se ve por fuera. Lo que una persona usa o deja de usar. Y aunque la santidad es algo que se refleja por fuera, mucho tiene que ver con lo que hay dentro de nosotros. Hoy medito sobre estas cosas y deseo hacerles notar que.
Santidad implica que…
Con la boca que alabo y exalto el nombre de Dios, no hable o murmure sobre el pastor, los líderes, los amigos o las demás personas. Mucho menos que levante falsos testimonios, ande en rebeldías, divisiones o murmuraciones.
Que con los ojos que miro las bellezas que hizo mi Creador no esté viendo cosas que a Dios no lo agradan, tales como la pornografía, cosas violentas, etc. Que mis ojos no codicien la mujer o el hombre ajeno o mire con lujuria a otra persona.
Que con la boca que he confesado bendición luego confiese maldición. O que hable muy bonito en la iglesia o frente a las demás personas y luego cuando nadie me ve o en el núcleo de mi casa hable palabras obscenas y malas.
Que sea el mismo o la misma dondequiera que esté. Que no sea una cosa dentro de la Iglesia y otra fuera de ella.
Que debo tener cuidado que con esas manos que hice cosas lindas para Dios y que lo alabe no vaya a utilizarlas luego para robar, maltratar, herir o lastimar.
Que trato de guardarme para Dios y apartarme de las cosas del mundo que sé, traerán destrucción a mi vida espiritual.
Que debo tener cuidado con lo que mis oídos escuchan, lo que mis pies pisan, la senda por donde camino y lo que permito que entre a mi mente.
La santidad me lleva a no incitar a la violencia ni al pecado a otras personas. A no maltratar física, verbal o emocionalmente a mis seres queridos, ni a los que me rodean.
No significa que sea perfecto o más “santo” que otros, significa que estoy haciendo el intento de cada día ser mejor para llegar a ser como Jesús siguiendo su ejemplo.
A veces nos dejamos llevar solo por lo que vemos desde afuera, nos concentramos en el exterior y no identificamos que muchas veces aquellos que parecen ser “santos” son solo sepulcros blanqueados, por fuera tan hermosos, pero por dentro destrozados y podridos. Hoy más que nunca tenemos que pedirle a Dios discernimiento para que él nos muestre más allá de lo que las cosas o personas aparentan ser. Brindémonos la oportunidad de dejar a un lado nuestros prejuicios para que podamos conocer a gente que de verdad aman a Dios y quieren hacer la diferencia, pero que tal vez no le hemos dado la oportunidad, porque no hemos sabido mirar más allá. Porque Dios ciertamente escudriña las mentes y los corazones.
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. (Efesios 12:14)

Somos sellados..............Efesios 1: 13


Somos sellados

En él también ustedes, cuando [...] creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido (Efesios 1: 13).

EL APÓSTOL EXPONE las bendiciones espirituales que se gozan en Cristo. En esta ocasión nos dice que fuimos sellados. En la antigüedad, la gente usaba sellos para colocarlos en lugar de sus nombres. Era una señal de propiedad y pertenencia. Se usaba como hoy ponemos nuestra firma o escribimos nuestro nombre para indicar que algo es nuestro.
Cuando el apóstol nos dice que fuimos sellados, lo que quiere decir es que pertenecemos a Dios, porque llevamos su sello de propiedad (2 Cor. 1: 22). Esto es lo más maravilloso que hace el evangelio por las personas que creen en Cristo: Les asegura que no tienen de qué preocuparse, porque son propiedad de Dios. Imagínese lo que implica pertenecer al Ser más poderoso del universo, el Creador de todo y dueño de todo lo que existe. Ciertamente esto nos imparte seguridad y confianza. Pero no somos propiedad de Dios como un objeto, sino porque somos miembros de su familia. Por eso, el Señor dijo: «Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen [...]. Nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar» (Juan 10: 27-29).
El cuida de sus hijos como cuidó de su pueblo: «Lo protegió y lo cuidó; lo guardó como a la niña de sus ojos» (Deut. 32: 10). En medio de los peligros de los últimos días, Dios pondrá su sello sobre su pueblo: «¡No hagan daño ni a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los siervos de nuestro Dios!» (Apoc. 7: 3).
Su pueblo estará seguro en la crisis final porque pertenece a Dios.

El sello del Espíritu

Él nos ungió, nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía (2 Corintios 1:21, 22).

EL APÓSTOL AÑADE QUE EL SELLO DE PROPIEDAD que Dios coloca sobre sus hijos es el Espíritu Santo, que ha prometido dar a sus hijos. Hay algunas personas que pretenden que el Espíritu Santo es propiedad de ellos nada más. No nos dejemos engañar. El Espíritu no pertenece a nadie, a ningún ser humano. Dios lo ha dado a sus hijos como señal de que son su propiedad. Y lo ha dado a todos, no a unos pocos.
El Espíritu es la señal que se da al que cree en Cristo. El apóstol Juan declaró: «Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él» (Juan 7: 39). El apóstol Pedro afirmó: «Nosotros somos testigos de estos acontecimientos, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a quienes le obedecen» (Hech. 5: 32). Tanto, que quienes no tienen el Es­píritu no son cristianos: «Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo» (Rom. 8: 9). «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios» (Rom. 8: 14). «El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios» (Rom. 8: 16). Los miembros de la iglesia son receptores del Espíritu: «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?» (1 Cor. 3: 16). Dios mora en el creyente por su Espíritu: «En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu» (Efe. 2: 22). El creyente individual permite que su cuerpo sea templo del Espíritu: «¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios?» (1 Cor. 6: 19). Todos los que confiesan a Cristo como su Señor, lo hacen por el Espíritu: «Nadie puede decir: “Jesús es el Señor” sino por el Espíritu Santo» (1 Cor. 12: 3).

Que Dios te bendiga,

En el pozo................Salmos 40:2


Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del poco cenagoso; puso mis pies sobre la peña y enderezó mis pasos.
Salmos 40:2
Algunos autores han relacionado la profunda depresión con la expresión “tocar fondo“. Por eso pienso que el pozo al que se refería la samaritana no solo era un pozo literal sino también un sin número de dolencias, cuitas y sinsabores de la vida que la mantenían sumida en una situación difícil.

Nunca se había sentido amada; no tenía un hogar estable; no era respetada ni valorada. La gente usaba calificativos despectivos para referirse a ella.

Además, sentía recelo cada vez que un hombre se le acercaba, pues ya
conocía sus intenciones. Muchas noches el sueño había huido de sus ojos mientras daba vueltas en su cama queriendo olvidar el pasado.

Es increíble la cantidad de personas que llegan hasta los consultorios de psicólogos y terapeutas tratando de encontrar la razón de sus dolencias, de sus pesares y de sus vidas marcada por la tristeza y el desánimo. La Dra. Ellen McGrath habla de seis tipos de depresión:

Depresión por victimización: aparece cuando se guardan malos
sentimientos ante la importancia que sentimos por el abuso, la violencia, la discriminación, el abandono o la soledad.

Depresión por relación: conlleva baja autoestima, sentimientos tristeza y malos, ausencia de buenas relaciones debido a conflictos, decepciones, frustraciones y desconfianza, todo lo cual impide la sana elección con las personas que nos rodean.

Depresión por cumplir años: se da cuando la persona se enfrenta a las pérdidas físicas y sociales causadas por el envejecimiento.

La mujer samaritana entendió y experimentó que el único remedio para su vida depresiva era la presencia del Señor Jesús en su existencia. Cualquiera que sea la causa de tu depresión, la única solución es Jesús.

¿Estás deprimida hoy o lo estuviste ayer? El grado importa poco. Lo
verdaderamente importante es decidir seguir adelante con la ayuda de Dios.

Es absolutamente vital recordar que Dios sigue siendo el mismo ayer, hoy y por los siglos. El sanará nuestras heridas con la finalidad de hacernos aptas para completar su obra.

ACERCA DE LA SANTIDAD........(Efesios 12:14)


ACERCA DE LA SANTIDAD

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. (Efesios 12:14)

Muchas veces pensamos que la santidad envuelve lo que se ve por fuera. Lo que una persona usa o deja de usar. Y aunque la santidad es algo que se refleja por fuera, mucho tiene que ver con lo que hay dentro de nosotros. Hoy medito sobre estas cosas y deseo hacerles notar que.

Santidad implica que…

Con la boca que alabo y exalto el nombre de Dios, no hable o murmure sobre el pastor, los líderes, los amigos o las demás personas. Mucho menos que levante falsos testimonios, ande en rebeldías, divisiones o murmuraciones.

Que con los ojos que miro las bellezas que hizo mi Creador no esté viendo cosas que a Dios no lo agradan, tales como la pornografía, cosas violentas, etc. Que mis ojos no codicien la mujer o el hombre ajeno o mire con lujuria a otra persona.

Que con la boca que he confesado bendición luego confiese maldición. O que hable muy bonito en la iglesia o frente a las demás personas y luego cuando nadie me ve o en el núcleo de mi casa hable palabras obscenas y malas.

Que sea el mismo o la misma dondequiera que esté. Que no sea una cosa dentro de la Iglesia y otra fuera de ella.

Que debo tener cuidado que con esas manos que hice cosas lindas para Dios y que lo alabe no vaya a utilizarlas luego para robar, maltratar, herir o lastimar.

Que trato de guardarme para Dios y apartarme de las cosas del mundo que sé, traerán destrucción a mi vida espiritual.

Que debo tener cuidado con lo que mis oídos escuchan, lo que mis pies pisan, la senda por donde camino y lo que permito que entre a mi mente.

La santidad me lleva a no incitar a la violencia ni al pecado a otras personas. A no maltratar física, verbal o emocionalmente a mis seres queridos, ni a los que me rodean.

No significa que sea perfecto o más “santo” que otros, significa que estoy haciendo el intento de cada día ser mejor para llegar a ser como Jesús siguiendo su ejemplo.

A veces nos dejamos llevar solo por lo que vemos desde afuera, nos concentramos en el exterior y no identificamos que muchas veces aquellos que parecen ser “santos” son solo sepulcros blanqueados, por fuera tan hermosos, pero por dentro destrozados y podridos. Hoy más que nunca tenemos que pedirle a Dios discernimiento para que él nos muestre más allá de lo que las cosas o personas aparentan ser. Brindémonos la oportunidad de dejar a un lado nuestros prejuicios para que podamos conocer a gente que de verdad aman a Dios y quieren hacer la diferencia, pero que tal vez no le hemos dado la oportunidad, porque no hemos sabido mirar más allá. Porque Dios ciertamente escudriña las mentes y los corazones.

Gracia sin prejuicios...........(Juan 4: 42)


Gracia sin prejuicios

Ahora lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo (Juan 4: 42).

POCO DESPUÉS, JESÚS DEJÓ LA PROVINCIA de Judea para regresar a Galilea. Había por lo menos tres maneras de ir. Una, por la ribera del Jordán, vía Jericó; otra, por la costa del Mediterráneo, vía Cesárea; y la tercera, por las llanuras centrales de Palestina, que atravesaban la provincia de Samaría. Pocos judíos escogían este camino, aunque era más corto, a causa de su enemistad con los samaritanos, quienes frecuentemente les negaban agua, comida y hospedaje. Jesús, guiado por su Padre, escogió este camino.
Tenía el anhelo de compartir el evangelio con los discriminados samaritanos. Jesús y sus acompañantes llegaron, cansados del camino, al pozo de Jacob, cerca del pueblo de Sicar. Fue allí donde Jesús tuvo la conversación con la mujer samaritana. Dios lo guió para compartir su carácter con esa pobre mujer, y con todos los habitantes del pueblo.
Tan grande era el amor de Cristo por esa mujer, que hizo varias cosas que salieron de las convenciones sociales de aquellos días. En primer lugar, se puso a conversar con una mujer. Ningún hombre decente debía dirigirse a una mujer en la vía pública. En segundo lugar, ningún hombre decente debía hablar con una mujer extraña a solas. En tercer lugar, ningún hombre decente debía hablar con una mujer de baja reputación moral. Además, existía el prejuicio de hablar con samaritanos, menos aun con una mujer samaritana.
Pero a Jesús le importaron muy poco esos prejuicios. Él había venido a revelar el carácter de Dios, y no podía ceder a discriminaciones y escrúpulos que separaban a las personas. Habló de la salvación a una pobre mujer que estaba agobiada por una vida de pecado. Para él, cumplir esta misión de mostrar la gracia de Dios era lo más importante. Era tan importante que, aparentemente, hasta se olvidó de comer y beber. De hecho, hablando del incidente, dijo: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra» (Juan 4: 34).

Gracia sanadora

Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes a él le place (Juan 5: 21).

DESPUÉS DE MINISTRAR UN TIEMPO en Galilea, Jesús fue a Judea, probablemente en ocasión de la siguiente fiesta de la Pascua. Entró a Jerusalén por la Puerta de las Ovejas. Cerca de allí había un estanque conocido como el estanque de Betesda. Tenía cinco portales, donde la gente pernoctaba. Era curioso, porque en ciertos momentos el agua se agitaba por la turbulencia de una corriente interna e intermitente. Los supersticiosos creían que un ángel descendía del cielo y agitaba el agua. Se creía que esto le daba poder curativo, de modo que el primero que entrara en el agua sanaría de su enfermedad. Por eso se reunían allí muchos enfermos con la esperanza de sanar.
Jesús caminaba por allí, y vio aquel cuadro triste de gente que ponía su confianza en una superstición, solo para frustrarse. Un caso desesperado llamó su atención. Era un hombre inválido que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Reflejaba en su rostro la frustración y la desesperanza. Jesús tuvo compasión de él, se inclinó y le dijo: «¿Quieres quedar sano?» (Juan 5: 6). El inválido detectó el deseo de Jesús de ayudarlo; y para despertar su sensibilidad, le dijo: «No tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua» (vers. 7). Entonces Jesús le respondió: «Levántate, recoge tu camilla y anda» (vers. 8). El hombre obedeció la voz de Jesús, y al intentarlo, halló que sus miembros inválidos le respondían. Al instante fue sanado.
Jesús escogió este caso especial para mostrar la gracia sanadora de Dios, lo hizo para enseñar que la Deidad puede vivificar la vida de cualquiera que se sienta paralizado por el mal. Aquel pobre hombre se había enfermado por años de pecado, pero el sufrimiento le enseñó a depender de la gracia de Dios, y Cristo se la mostró. Así lo hará hoy contigo.

Que Dios te bendiga,

Hay Promesa para tu vida

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¨Enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con toda sabiduría...¨Colosenses 3:16 ORACION DE HABACUC CAP. 3 17. Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18. Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

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