viernes, 28 de septiembre de 2012

El Dios todopoderoso ha hecho grandes cosas conmigo


¡El Dios todopoderoso ha hecho grandes cosas conmigo. Su nombre es Santo!

Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre. ¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá! Entonces dijo María:

—Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre! De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios.
De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías. Acudió en ayuda de su siervo Israel
y, cumpliendo su promesa a nuestros padres, mostró su misericordia a Abraham y a su descendencia para siempre.

Que gran impacto causó la visita de María a su prima Elisabet, ella estaba encinta de Juan el Bautista cuando la madre de nuestro salvador llegó a verla, dice la Palabra que el bebe saltó en su vientre apenas la vio. Imagino que la fe de aquella noble mujer era tan notoria que mereció este saludo tan memorable: “Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre. ¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!”

La respuesta de María a su prima ha traspasado mi corazón de alegría porque una vez más me enseña lo que Jesús ha hecho por mi y quiero compartirlo con ustedes mis amados hermanos, para que al celebrar la navidad, seamos plenamente conscientes que el pequeño Jesús que todos representan como un bebe, dejó de serlo y es ahora el Salvador de toda la humanidad.

Nuestro Salvador vino para:

  • Hacer grandes cosas por nosotros.
  • Extender su misericordia a los que le temen.
  • Hacer proezas con su brazo.
  • Desbaratar las intrigas de los soberbios.
  • Derrocar a los poderosos.
  • Exaltar a los humildes.
  • Colmar de bienes a los hambrientos.
  • Acudir en ayuda de sus siervos.
  • Cumplir todas las promesas hechas en su Palabra.
  • ¡Mostrar misericordia a sus hijos y a sus descendientes para siempre!

Este hermoso cántico de María llena hoy mi corazón, es navidad y puedo recordar con gratitud que mi Señor ha hecho grandes cosas por mi, son incontables sus indulgencias para esta imperfecta sierva suya, mi Redentor llena de alegría y esperanza mi vida al renovarme su promesa que señala con autoridad divina, que su brazo sigue extendido para abrazarme con misericordia y compasión, esta promesa es para todos los que le temen. Él nunca ha dejado de amarme, por eso quiero adorarle con todas mis fuerzas. Nuestro Redentor se hizo hombre para morir por nosotros, vivir a nuestro lado, y desbaratar las intrigas y maquinaciones de todos aquellos que buscan hacernos mal. Nuestro Salvador vive para interceder por nosotros, derrotar a todo poder maligno que nos acecha, revelarse pronto cuando necesitamos su ayuda, satisfacer nuestras necesidades hasta hacernos sobreabundar.

Es imposible que ante tantas promesas de amor y compasión, pueda dar lugar a la tristeza o al rencor en alguna parte de mi corazón. ¿Por qué andar triste?, ¿En qué cabeza cabe vivir con los recuerdos amargos o las penas causadas por la deslealtad? Hoy me uno al cántico dulce de María, y declaro con alegría: Mi Redentor ha nacido, él ha cumplido todas, absolutamente todas sus promesas para conmigo, él me ha mostrado su misericordia e infinito amor, no estoy sola, nunca lo estaré, su gracia me basta para ser feliz.

Mis amados, celebremos esta Navidad con corazones llenos de gratitud, que nadie se sienta solo, sola, que las cosas materiales no compitan con el verdadero sentido de la venida de nuestro Redentor. Mi oración y mejor deseo para ti es que tu corazón se llene de una alegría sin igual, tu Libertador, Abogado, Amigo, Protector y Defensor está a tu lado y esto es motivo ¡para alabar y celebrar!.
Feliz Navidad querida Iglesia del Señor Jesucristo.

Para Vivir Mejor


RECOMENDACIONES PRÁCTICAS PARA VIVIR MEJOR

?Jesús siguió creciendo en sabiduría y estatura, y cada vez más gozaba del favor de Dios y de toda la gente? (Lucas 2:52)

En lo espiritual, el consejo oportuno es estudiar la Biblia, orar y buscar guía con un Pastor competente. Usted puede estudiar la Biblia personalmente, o con un libro guía; la idea es aprender para obedecer. Puede orar, por sanidad o por necesidades ajenas y propias, para crecer en la fe. Además, debe tener amigos cristianos, como apoyo mutuo para adorar a Dios en una común fe.

En lo físico, no debemos rendir culto al cuerpo, sino practicar ejercicios que nos ayuden a estar saludables. Es recreativo descansar y contemplar la caída del sol, el paisaje, las montañas, disfrutar de la naturaleza. La sexualidad debe ser practicada con moderación y variedad sin caer en una rutina. El chequeo médico como medida preventiva es vital, así como el ambiente donde vive.

En lo mental, es indispensable la actitud positiva, la motivación y deseos de hacer todo con excelencia. Leer buenos libros, le ayudará a pensar, a aprender de otros, y a actualizarlo. Usar su mente con imaginación y creatividad es vital en su trabajo y juegos pensantes. Si usa su mente, no se deteriorará, sino que estará lista para buscar soluciones a la vida.

En lo social, la familia, los amigos y personas de confianza juegan un papel importante en su vida. Una amistad fiel, nos inyecta animo y sirve de apoyo en las circunstancias adversas que todos experimentamos. Una familia unida es un refugio seguro, en medio de una sociedad materialista y hostil.

En lo económico, el trabajo, el ahorro, el presupuesto y el buen manejo del dinero le ayudarán a vivir seguro. Sin embargo, “Dónde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” dice el Señor Jesucristo. Por lo tanto, deje que Dios le guíe a vivir el presente y el futuro con sabiduría y sanas expectativas.

ORACIÓN:

Señor guíame a saber vivir para honrarte, al enseñar a otros.

Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir (Ap.1:4ª) Amén.

DOS MINUTOS PARA DIOS


DOS MINUTOS PARA DIOS
DESPUÉS QUE LO LEAS TE ASEGURO … TE VAS A SENTIR MUY BIEN.





Permite que Dios sea la única persona en tu mente mientras lees esta
oración. Si podemos tomar tiempo de leer bromas, historias largas,
debemos dar el mismo respeto a esta oración. RECUERDA Amigos que oran
juntos, permanecen juntos. Solo lee esta Oración:
Querido Dios, te agradezco por este día.





Te agradezco por poder ver y oír esta mañana.
Soy bendito porque eres un Dios comprensivo y de perdón. Tú has hecho
tanto por mi y continuas bendiciéndome cada día. Perdóname por todo lo
que he hecho, dicho o pensado que no era agradable para ti. Por favor
mantenme seguro, alejado de todo peligro o daño. Ayúdame a comenzar
este día con una nueva actitud y mucha gratitud. Déjame hacer lo mejor
de cada día para aclarar mi mente y así poder oírte.

Por
favor expande mi mente para que pueda aceptar todos tus designios.
No permitas que me lamente de las cosas sobre las que no tengo ningún
control. Permíteme continuar viendo el pecado a través de tus ojos
Señor, y que pueda reconocer el mal.
Continua bendiciéndome para que pueda bendecir a otras personas. Mantéeme





fuerte que pueda ayudar al débil. Mantéeme con los ánimos levantados
para que pueda tener palabras de aliento para otros. Ruego por los
que se pierden y no pueden encontrar su camino. Ruego por los que no
te conocen íntimamente. Ruego por los que borren este mensaje sin
compartirlo con otros. Ruego por los que no creen. Pero te agradezco
porque yo creo.
Creo que tú cambias a la gente y cambias las cosas. Ruego que cada





ojo que lea esto sepa que no hay problema, batalla, circunstancia, o
situación mayor que tu Señor. Ruego para que estas palabras sean
recibidas en los corazones, que cada ojo que las vea y cada boca
que las pronuncie, las confiese dispuesto. Esta es mi oración. En el
nombre de Jesús, Amen.

Cree en el Señor Jesús, y serás salvo


Hch. 16:31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesús, y serás salvo…

Jn. 1:12-13 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales … son engendrados … de Dios.

Podemos saber que somos salvos

Entre los cristianos de hoy existen muchos puntos de vista acerca de la salvación. Algunos piensan que hoy es imposible saber con certeza si somos salvos, e incluso hay otros que creen que podemos perder la salvación después de haberla recibido. Sin embargo, la Biblia nos muestra que nuestra salvación no es un asunto sujeto a especulación ni incertidumbre. Por el contrario, es algo que se puede confirmar con toda certeza y saber con plena seguridad.

Recibimos la salvación en el momento en que creímos

Muchas personas consideran que creer es algo que sucede en el presente y que recibir la salvación es un hecho que sucederá en el futuro, es decir, que el hombre que cree hoy será salvo en el futuro. Sin embargo, la Biblia nos dice de una manera clara y definitiva que el hombre es salvo en el momento en que cree (Hch. 16:31; Ro. 10:10). No dice que él será salvo en el futuro, sino que ya es salvo hoy. El es salvo en el mismo momento en que cree. La salvación ocurre inmediatamente después de creer; no hay ningún lapso de tiempo entre estos dos hechos.

Redimidos

En el momento en que una persona cree, es salva. La Biblia revela claramente que cuando una persona cree, sus pecados le son perdonados (Hch. 10:43; 1 Jn. 2:12), es libertada (Jn. 3:18; Gá. 3:13), lavada (1 Co. 6:11; Hch. 15:9), santificada (1 Co. 6:11; Hch. 26:18), justificada (Ro. 5:1; 3:28, 30; Gá. 3:8, 24; Hch. 13:39) y reconciliada con Dios (Ro. 5:10). Por lo tanto, cuando creemos, somos redimidos y somos salvos.

Regenerados

Tan pronto una persona cree, no sólo es redimida sino también regenerada. Juan 1:12 afirma claramente que aquel que cree en el Señor es nacido de Dios y llega a ser un hijo de Dios. Por consiguiente, siempre que un hombre cree en el Señor Jesús, es regenerado, en otras palabras, es salvo.

Pasamos de muerte a vida

En el momento en que una persona cree, ella pasa de muerte a vida. Juan 3:16 y 5:24 nos dicen que todo aquel que cree, tiene vida eterna y no estará sujeto a juicio ni perecerá, puesto que ha pasado de muerte a vida. Por tanto, si creemos, tenemos vida eterna y ya no estamos sujetos a condenación ni a juicio, pues hemos pasado de muerte a vida Los tres puntos enumerados anteriormente, prueban claramente que sólo necesitamos creer para ser inmediatamente salvos.

La certeza de la salvación

Si usted ha recibido a Cristo recientemente, es posible que haya tenido momentos en los que haya dudado si su experiencia fue verdadera, y se haya preguntado si realmente fue salvo. Si un nuevo creyente no tiene la certeza de que es salvo, carecerá de un cimiento sólido y le será difícil crecer y experimentar las realidades profundas de la vida cristiana. Sin embargo, la Biblia afirma que sí podemos saber con plena certeza que somos salvos. ¿cómo podemos obtener esta certeza?

Leamos 1 Juan 5:13: ?Estas cosas os he escrito a vosotros los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna?.14 ¡Hermanos! la Biblia no dice: ?Os he comunicado este sentimiento de felicidad a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna?. Si la Biblia hubiera sido escrita de esta manera, entonces uno no podría ser salvo si no siente nada. Pero lo que la Biblia dice es: ?Estas cosas os he escrito a vosotros ? para que sepáis que tenéis vida eterna? (1 Jn. 5:13). No dice: ?para que penséis?, ni dice: ?para que tengáis la esperanza?, sino que dice: ?para que sepáis?. No tenemos que esperar hasta el día de nuestra muerte para saber si somos salvos o no; podemos gozar de esta certeza hoy.

Witness Lee. Living Stream Ministry

¡¡¡Jesús es el Señor!!!

El verdadero ministerio se concibe en el vientre del sufrimiento, nace con fatiga y con dolor, y se mece en una cruz.
Ciertamente hay un camino solitario para los que buscan andar con Dios. Pero cuando andemos con el Señor, vamos a encontrar compañia en otros que tambien conocieron el rechazo y el sufrimiento cuando anduvieron con Dios, y aprendieron sus caminos

 

Desarrollo, crecimiento y madurez


Desarrollo, crecimiento y madurez

Lectura bíblica

Mt. 5:23 Si estás presentado tu ofrenda ante el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24? ve, reconcíliate primero con tu hermano.

1 Jn.1:7 Pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado.

El fundamento en el que las medidas con respecto a los pecados se basan

Tomamos estas medidas con respecto a todos los pecados cometidos. Sin embargo, al realizar esto, Dios no exige que confesemos en un solo acto todos los pecados que hayamos cometido, sino solamente aquellos de los cuales somos hechos conscientes al estar en comunión con El. No tenemos que confesar todos los pecados que hemos cometido, sino sólo los que recordamos al tener comunión con Dios. Por lo tanto, el fundamento en base al cual tomamos medidas con respecto a nuestros pecados, es la conciencia que adquirimos respecto de los mismos al tener comunión con Dios.

Al respecto, leemos en las Escrituras en Mateo 5:23 y en 1 Juan 1:7 que?ofrecer la ofrenda [Mt. 5:23] tiene como fin estar en comunión con Dios. Esto quiere decir que cuando estamos en comunión con Dios y estamos conscientes de algún desacuerdo con otra persona, debemos inmediatamente hacer todo lo posible por rectificar esta situación, no sea que afecte u obstaculice nuestra comunión con Dios. En 1 Juan 1:7 se indica que si tenemos comunión con Dios, podemos ver nuestros pecados bajo Su luz; entonces, conforme a lo que hemos visto bajo Su luz, lo confesamos y lo resolvemos ante El para que nos perdone y nos limpie. Mateo 5 menciona los problemas que tenemos con los demás, y 1 Juan 1 habla de los problemas que tenemos con Dios?Ambos pasajes se refieren al hecho de adquirir conciencia de nuestros pecados al estar en comunión con Dios.

La resolución de nuestros pecados debe estar basada únicamente en aquello de lo cual hemos sido hecho conscientes y no en todo cuanto hicimos al realizar todos los pecados cometidos. Así pues, la base para las medidas que debemos tomar con respecto a los pecados implica un ámbito de acción mucho más reducido que el determinado por lo que constituye el objeto de dichas medidas?Si estamos conscientes sólo del diez por ciento de la totalidad de nuestras acciones pecaminosas, confesamos este diez por ciento; y si estamos conscientes del veinte por ciento, confesamos el veinte por ciento. En otras palabras, nos ocupamos de aquellos pecados que recordamos? En la práctica, tomar medidas con respecto a los pecados no es una ordenanza dictada por la ley, sino un requisito para tener comunión.

No es necesario que tomemos medidas con respecto a aquellos pecados de los cuales no estamos conscientes. Pero si estamos conscientes de algún pecado, debemos confesarlo inmediatamente, de otra forma, nuestra conciencia nos acusará, nuestra fe naufragará y todo lo espiritual se desvanecerá (1 Ti. 1:19).

La conciencia nacida de la comunión, sobre la cual basamos nuestra confesión de los pecados, no es absoluta, sino que difiere de acuerdo con la profundidad de la comunión que uno tenga con el Señor? Si nuestra comunión es profunda, la conciencia que tengamos con respecto a nuestros pecados será aguda y definida. Si por otro lado, nuestra comunión es superficial, estaremos conscientes de nuestros pecados de manera borrosa y débil? Por lo

tanto, nunca debemos medir a otros con la vara de nuestra propia conciencia, ni debemos aceptar la conciencia de otro como la vara por la cual nos medimos a nosotros mismos. Todos debemos aprender a confesar nuestros pecados únicamente conforme a la conciencia

que tengamos de ellos en el momento en que estamos en comunión con el Señor.

El límite fijado para las medidas que tomemos con respecto a nuestros pecados

El límite fijado para las medidas que tomemos con respecto a nuestros pecados es similar al usado para poner fin al pasado. Es la vida y la paz. Cuando enfrentamos nuestros pecados, debemos hacerlo hasta que tengamos vida y paz interiormente. Si obedecemos nuestra conciencia al hacer frente a nuestros pecados, nos sentiremos satisfechos, fortalecidos, refrescados y avivados, también nos sentiremos gozosos, tranquilos, cómodos y seguros. Nuestro espíritu estará vigoroso y lleno de vida, y nuestra comunión con el Señor estará libre de impedimentos. Nuestras oraciones liberarán la carga del Señor y tendrán autoridad, y lo que digamos tendrá fuerza y poder. Todas estas sensaciones y experiencias conforman una condición de vida y paz. Esto determina el límite al que debemos llegar cuando enfrentamos nuestros pecados y también es el resultado de las medidas que tomamos.

Witness Lee. Living Stream Ministry

Henry

El verdadero ministerio se concibe en el vientre del sufrimiento, nace con fatiga y con dolor, y se mece en una cruz.
Ciertamente hay un camino solitario para los que buscan andar con Dios. Pero cuando andemos con el Señor, vamos a encontrar compañia en otros que tambien conocieron el rechazo y el sufrimiento cuando anduvieron con Dios, y aprendieron sus caminos

GUARDADOS PARA UN PROPÓSITO


GUARDADOS PARA UN PROPÓSITO

 

David oró, “Guárdame, Dios, porque en ti he confiado” (Salmo 16:1). La definición de la palabra guardar que emplea David en este versículo tiene un profundo significado en hebreo. Esencialmente quiere decir “Pon un cerco alrededor mío, una pared de espinas que me proteja. Guárdame y cuídame. Observa todos mis movimientos, mi entrar y mi salir.”

David creyó plenamente en que Dios guarda a los justos. Asimismo, las Escrituras dicen que David fue ayudado y cuidado en todos sus caminos. Este bendecido hombre declaró, “Por cierto no se adormecerá ni se dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador, Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal, él guardará tu alma” (Salmo 121:4-7).La misma palabra hebrea referente a guardar aparece también en este pasaje. Una vez más David está hablando del cerco divino de Dios, de su pared sobrenatural de protección. Él nos confirma, “Dios tiene su ojo sobre ti a dondequiera que vaya.”

Inclusive el Señor está con nosotros en todo lugar: en el trabajo, en la iglesia, cuando vamos de compras. Él está con nosotros en nuestros carros, en los autobuses, en los trenes subterráneos. Y mientras hacemos todas estas actividades, David dice, Dios nos guarda de todo mal. En suma, Dios tiene todo terreno a nuestro alrededor protegido. Él ha prometido derribar cualquier arma posible que sea forjada contra sus hijos.

Una y otra vez, nuestro Dios ha probado ser un guardador de su pueblo. Pero, ¿con qué propósito? ¿Por qué está tan empeñado el Señor en guardarnos? Encontramos una clave en las palabras de Moisés: “Jehová nos mandó que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días y para que nos conserve la vida, como hasta hoy” (Deuteronomio 6:24). Moisés dice que Dios le dió los mandamientos por una razón: para guardarlos y cuidarlos. Pero, ¿para qué? Por la misma razón que Dios quiere salvarnos y protegernos.

Piense en todas las maneras en que Dios guardó a Israel, su pueblo escogido. Él los guardó de las diez plagas en Egipto. Él los libró del ejército del faraón en el Mar Rojo y los sanó de las mordidas mortales de las serpientes en el desierto. Ante todo esto, su pueblo predicó a sus hijos y nietos del poder guardador de Dios:“El Señor nos libró de todos nuestros enemigos. Él nos dió comida y agua, y mantuvo nuestra vestimenta en buena condición. Él guardó a Israel en todo.”

¿Pero ese era todo el testimonio de Israel? ¿Fueron esas personas guardadas y protegidas para terminar muriéndose en el desierto? Moisés testificó, “Y nos sacó de allá para traernos y darnos la tierra que prometió a nuestros padres” (Deuteronomio 6:23). Moisés le estaba diciendo a Israel, “Observen todas las maneras milagrosas que Dios usó para sacarlos de la esclavitud. ¿Por qué creen que hizo todo eso? ¿Por qué creen que los eligió y los consideró especiales desde la fundación del mundo? ¿Por qué los libró de la esclavitud? ¿Por qué los bendijo cuando merecían ser abandonados?”

El Señor lo ha preservado a usted para poder llevarlo a un lugar. Él quiere lograr algo en su vida que va más allá de los milagros. El Señor guardó a los israelitas y les puso una muralla alrededor para un propósito específico: para llevarlos a un lugar donde serían usados. Él los estaba guiando a la Tierra Prometida, un lugar de destino.

Destino y propósito


Destino y propósito

“PERO MI VIDA NO VALE NADA… A MENOS QUE LA USE PARA TERMINAR LA TAREA QUE ME ASIGNÓ EL SEÑOR JESÚS…” (Hechos 20:24)

Un viejo adagio decía: “Si te gusta tu trabajo, no trabajarás ni un solo día de tu vida.” Sin embargo, no es del todo cierto, porque la mayoría de la gente trabaja demasiado. Y aunque les guste su trabajo, siempre tienen que hacer cosas que no les agradan; se esfuerzan mucho y van más allá de lo demandado. Sería más exacto decir que si haces algo en lo que crees, el trabajo te reportará una profunda satisfacción.

La novelista Ursula K. Le Guin comenta: “Está bien llegar al final del camino, pero lo que importa, al final, es el camino.” Algunos sufren de la “enfermedad del destino”. Éstos creen que serán felices cuando lleguen a cierto lugar. Es una lástima, porque muchas veces cuando llegamos a un lugar anhelado nos damos cuenta de que no era lo que habíamos esperado.

Si te obsesionas con el destino, ¡no disfrutarás de las cosas buenas que suceden en el camino! Te perderás la alegría que trae el día de hoy. Si estás convencido de que “algún día” será mucho mejor, no te esforzarás por el presente ni lo aprovecharás como es debido.

Si no estás haciendo algo valioso con tu vida, entonces no importa cuántos años vivas. No se trata sólo de sobrevivir; necesitas una razón para vivir. Aquí es donde entra Cristo. Él te dará vida nueva y un propósito -además de la fuerza para cumplirlo. D. L. Moody dijo: “Deja que Dios tome tu vida; Él puede hacer mucho más con ella que tú solo.”

 

Como se puede vencer la tentacion a la pornografia


¿Cómo se puede vencer la tentación a la pornografía?

La pornografía , es uno de los tantos usos impropios del sexo. Como Ud. sabe, el sexo fue creado por Dios y es por tanto algo puro. En su soberanía, Dios limitó el uso del sexo a la relación de un hombre con una mujer quienes previamente se han unido en matrimonio.

Todo uso del sexo fuera del marco legítimo que Dios ha establecido para su uso, es contrario a la voluntad de Dios. La pornografía cae dentro de este uso inapropiado del sexo. Por otro lado, la tentación al mal uso del sexo es extremadamente poderosa. Por eso, la Biblia recomienda huir de las tentaciones de índoles sexual.

2ª Timoteo 2:22 dice: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.”

Ante una tentación de índole sexual, la responsabilidad de todo creyente es huir. Huir significa alejarse lo más lejos posible y lo más pronto posible. Esto es lo que Ud. necesita hacer para no caer en la tentación a la pornografía.

Parte del huir para Ud. implicará destruir todas las revistas pornográficas que tenga escondidas en algún lado. Implicará alejarse de los amigos que le incitan a la pornografía. Implicaría que deje de frecuentar lugares en los cuales Ud. sabe que sus ojos van a ser expuestos a la pornografía. Implicaría cambiar de canal o apagar el televisor cuando aparece una escena escabrosa. Implicaría abstenerse de ir al cine. Implicaría dejar de oír chistes obscenos que son comunes en la rueda de amigos.

La idea no es que Ud. se vuelva legalista o mojigato, la idea es que Ud. está huyendo de las pasiones juveniles como una medida necesaria para evitar caer en la pornografía. Pero por otro lado, además de huir en el sentido de alejarse de la tentación sexual es necesario huir hacia el refugio que ofrece la palabra de Dios, la Biblia.

Ponga atención a lo que dice Salmo 119: 9-11 “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”

El salmista hace una gran pregunta: ¿Con qué limpiará el joven su camino? Es de cierto modo la misma pregunta que Ud. se ha hecho. ¿Cómo puedo vencer la tentación a la pornografía? La respuesta es con guardar la palabra de Dios. Guardar la palabra de Dios significa conocer la palabra de Dios, entender la palabra de Dios, meditar en la palabra de Dios, memorizar la palabra de Dios y practicar la palabra de Dios.

Por eso dice el texto: En mi corazón, o en mi proceso de pensamiento, he atesorado la palabra de Dios y eso me ha permitido no pecar contra Dios. Si Ud. , no quiere ceder a la tentación de la pornografía, necesita huir de todo lo que tenga que ver con ello y llenar su mente con la palabra de Dios. Esto le permitirá pensar como Dios piensa, amar lo que Dios ama, odiar lo que Dios odia y vivir como Cristo vivió cuando estuvo en la tierra.

COMO VENCER LA ENVIDIA

 

Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido ni orgulloso“.(1 Corintios 13:4)

P

ara limpiar nuestro corazón de la envidia, debemos identificarla como pecado y confesarla a Dios. Si persiste, debemos empezar a orar por la persona que hemos hecho el blanco de nuestra envidia. Vencemos la envidia cuando podemos regocijarnos en las buenas cualidades de los demás, más de lo que las queremos para nosotros.

Lo primero que usted debe tener en mente, cuando se esfuerza por vencer la envidia, es que Dios quiere lo mejor para usted. Con esto no estoy diciendo que lo que Dios quiere siempre se realiza. Si tal fuera el caso, no habría problemas en el mundo. Pero si usted se ha de liberar de la envidia, es necesario que comprenda la maravillosa verdad de que Dios quiso que usted cumpla un papel infinitamente importante en su reino, y que él ha querido que usted tenga los dones y las oportunidades para que cumpla tal papel. En otras palabras, Dios no tiene la culpa de que usted piense que le hace falta algo. Él quiso lo mejor para usted, pues su amor hacia usted no tiene límites.

Quiero presentarles como ejemplo el caso de Joni Eareckson Tada. Una increíble joven vivaz que llegó a ser cuadrupléjica como resultado de un accidente de natación. Parecía que había terminado una vida de deportes, viajes y diversión, que se había esfumado la promesa de una carrera profesional y de un matrimonio feliz. Quedó confinada de por vida a una silla de ruedas, en vez de estar libre para disfrutar de la vida feliz con la que había soñado.

Cuando Joni cuenta su historia, explica cuán fácil hubiera sido para ella envidiar a otros que estaban capacitados corporalmente, y cómo la envidia pudo haberla convertido en una persona amargada. Pero la envidia y el resentimiento no deformaron su personalidad. Más bien, por la gracia de Dios, Joni descubrió algunas verdades que transformaron su vida.

Ante todo, ella llegó a conocer que lo que había pasado no era algo que Dios quería que ocurriera. Se dio cuenta de que Dios no quería que ella sufriera ni que estuviera inválida toda su vida. Ella descubrió que Satanás quiso utilizar su lamentable accidente para hacer que odiara a Dios, pero ella estaba determinada a no permitírselo. Afirmó el mensaje bíblico de que Dios es bueno y quiere sólo el bien para sus hijos. Tan pronto como se dio cuenta de que Dios no quería que ella sufriera ese accidente, y de que Dios comprendía sus sufrimientos, ya que ella tenía que vivir con las consecuencias del accidente, le fue más fácil amar a Dios y reverenciarlo.

En segundo lugar, Joni descubrió que en medio de las difíciles circunstancias en las cuales se vio inmersa, Dios le pudo dar significado y alegría. Entendió que por causa del suceso horrible que había experimentado, estaba preparada para ministrar a otros inválidos de una manera en que no lo pueden hacer los que no están incapacitados. Aunque Dios no quería que ella quedara inválida, Él pudo obrar en medio de la adversidad y producir algo de importancia infinita.

El hecho de saber que Dios podía usarla en razón de su condición, se convirtió en una fuente de gozo; y su testimonio, que ahora se oye en todo el mundo a través de las campañas de Billy Graham, ha influido en muchísimas personas.

Joni esta felizmente casada. El final de esa historia no se ha narrado aún. Su batalla para sobreponerse a la frustración y a la envidia continuará toda la vida, pero tengo confianza en su capacidad para dominar esos sentimientos, pues sé que ella alimenta su relación con Dios.

Ella vive con la esperanza de que algún día recibirá todas las cosas buenas que Dios quiso para ella antes de su nacimiento. Ese es el propósito del cielo, y Joni lo sabe. Ella es capaz de usar el conocimiento de que algún día no le faltará nada de lo que es bueno, como un arma contra la envidia. Sabe que volverá a caminar, aunque ese día llegue cuando esté en el cielo.

Dar lo mejor de nosotros mismos nos libera de la envidia. Ésta se disipa cuando brilla la autoestima y cuando dejamos de compararnos con los demás, al tomar conciencia de nuestra dignidad y de que somos únicos.

En vez de sentirnos resentidos y envidiosos de aquellos para los cuales las cosas parecen salir mejor, somos llamados a confiar en Dios y creer que en medio de nuestras presentes circunstancias, él encontrará la manera de proveernos oportunidades para que experimentemos un servicio gozoso y una satisfacción total a pesar de las difíciles condiciones o privaciones que hayamos tenido que soportar.

“Ámese mucho y será capaz de alegrarse con los éxitos de otros. Valórese y podrá valorar a los demás. Use sus dones y al no ser mediocre podrá expulsar de su espíritu el demonio de la envidia”.

“El Adorador”

 

Hay Promesa para tu vida

Mi foto
¨Enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con toda sabiduría...¨Colosenses 3:16 ORACION DE HABACUC CAP. 3 17. Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18. Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

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