
Sal de tu pozo
Cuentan que una ranita vivía en el fondo de un pozo pequeño y se conformaba con jugar en él pensando que la vida no podía ser mejor; allí, tenía todo cuanto necesitaba. Un día, miró hacia arriba y vio la luz que entraba por la abertura del pozo, así que con cautela subió y al llegar al borde, vio un estanque. No lo podía creer, era mucho más grande que el pozo; caminó y se encontró con un gran lago; así siguió hasta que llegó al océano donde todo era agua y pensó: “Creí haberlo tenido todo en el pozo y este era solo una gota del océano”. Cuantas veces limitamos nuestras vidas a la triste experiencia vivida; cuantas veces creemos que no vale la pena soñar o intentar algo nuevo. Pero Dios no quiere que le limites a tus temores, déjale actuar pues quiere llevarte a grandes océanos para que puedas ver que lo que consideras grande, es solo un pequeño pedacito de sus grandes propósitos.