martes, 13 de abril de 2010

Cuidado con los “yo” y los “mi” Daniel 4:28-30





Cuidado con los “yo” y los “mi”

Daniel 4:28-30

“Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor. Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?"

Cuenta la historia que un hombre llamado Nabucodonosor rey de Babilonia poderoso entre los pueblos de esa época, se olvido por completo de agradecer a aquel por quien son todas las cosas. Error que muchas veces todos cometemos.

Tu puedes tener grandes talentos de parte de Dios, puedes ser el mejor para muchas cosas, pero cuando tu te olvidas de quien fue el dador de tu virtud, entonces caes en el síndrome de Nabucodonosor.

Este hombre había obtenido grandes riquezas, es mas hoy en día aun podemos disfrutar de los jardines colgantes de babilonia, construidos en los tiempos de Nabucodonosor rey de Babilonia, pero este hombre comenzó con los “yo” y los “mi”, para atribuirse su gran riqueza y poderío a sus fuerzas y capacidades, error que todos estamos expuestos a caer.

Pero es que Dios puede bendecirte en sobremanera, pero cuando los “mi” y los “yo” aparecen, entonces Dios te derriba del lugar de donde estas.

Según la historia bíblica Nabucodonosor se paseana en el palacio, cuando de repente comenzó a alabar lo que “el” había hecho y construido, el dijo estas palabras: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?”.

Si somos cuidadosos notaremos un “yo” y dos “mi”, el dijo: “yo edifique”, “con la fuerza de mi poder”, “para gloria de mi majestad”.

Ay Dios mío, que triste es cuando no queremos reconocer que lo que somos y tenemos es por la pura misericordia de Dios. ¿Cuántas veces hemos usado los “yo” y los “mi”?, en mas de alguna ocasión nos hemos atribuidos resultados, creyendo que fue por tu incomparable capacidad, cuando realmente ha sido porque Dios ha tenido misericordia de ti.

Dice la Palabra que todavía estaban las palabras en la boca de Nabucodonosor cuando vino una voz del cielo y le dijo: “Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere” (v. 31, 32).

¡Que tremendo!, imaginate por un momento, que tu estés vanagloriándote de algo que hiciste, cuando de repente eres interrumpido con una voz del cielo juzgando tu arrogarían y castigándola de tal manera que de ser el rey mas poderoso de esa época, pases a comer hierba con los bueyes del campo, en un periodo de locura.

Verso 33: “En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves”.

Es que Dios no soporta la arrogancia ni la vanagloria, pero ¿Cuántos lideres hay que son arrogantes al extremo?, ¿Por qué vanagloriarte de algo que no hiciste tu?, ¿Para que ser arrogante por algo que jamás provino de ti, sino que del Señor?

Amados hermanos, hay momentos en la vida en donde Dios nos dará una de esas lecciones para que no olvidemos ser humildes en todo tiempo, que nunca se te olvide de donde vienes y quien fue el que te llevo ahí. Si tu estas pasando por un momento en donde las puertas del servicio se te han abierto en gran manera, JAMÁS, léelo bien: JAMÁS te vayas a vanagloriar de lo que hiciste o vayas a hacer, que de tu boca siempre salga un: Gloria a Dios.

Habrá muchas personas que querrán exaltarte por tus lindas cualidades o por tu forma de actuar frente a las circunstancias, pero recuerda siempre que lo primero que salga de tu boca sea un: Gloria a Dios. Con eso reconocerás que la Gloria se la merece Dios, pues el ha sido el único que ha permitido que tu hagas o tengas lo que tienes.

La ultima parte de esta historia impacta en sobremanera mi vida, literalmente dice el verso 34: “Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades”.

Y es que se necesita “ALZAR LOS OJOS AL CIELO”, para recordar que no eres tu, que no son tus talentos ni tus lindas cualidades, es EL SEÑOR, es EL y nadie mas.

Amados hermanos, no podemos pasarnos la vida cristiana creyendo que por lo bueno que somos haremos esto o aquello, reconozcamos en cada momento de nuestra vida que Dios es quien hace TODO y que tan solo somos instrumentos que por su misericordia somos usados por el.

Cuando alguien quiera venir a exaltarte, recuerda quien eras antes y hacia donde vas, por lo tanto reconocerás quien se merece TODA la GLORIA, la HONRA y la ALABANZA.

No permitas que Dios te de una de esas lecciones tremendas como la de Nabucodonosor, no hay necesidad de ir a comer hierba, no hay necesidad de estar juntos a los bueyes, al contrario, reconozcamos quien es el DADOR de TODO, alzando nuestros ojos al Cielo y Glorificándolo por TODA la ETERNIDAD.

SEÑOR A TI SEA LA GLORIA, LA HONRA Y LA ALABANZA POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, MI ALMA TE ALABARA.

Escribe tu Propia Historia Romanos 12: 3






Escribe tu Propia Historia


Romanos 12: 3


“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

Personalmente no me gustan las comparaciones, por ejemplo:

• El padre que compara a su hijo menor con el mayor.
• El novio que compara a la novia con su novia anterior.
• El amigo que compara a su mejor amigo con su ex mejor amigo.
• El líder que compara a una oveja débil en la fe, con una oveja madura.
• Las comparaciones que nosotros mismos nos hacemos con otros que consideramos “mejores” que nosotros.

Así mismo podría mencionar muchas comparaciones que lejos de motivar o de animar a cambiar o mejorar, lo que hace es desanimarnos.

Y es que debemos comprender que tu eres tu, que yo soy yo, no hay otro Enrique Monterroza, no hay otro Pedro Pérez ni otra Maria González, solo hay uno de cada uno y es de comprender que cada uno somos diferentes, con características similares talvez, pero muy diferentes.

Hace años yo quería ser como uno de los lideres juveniles mas influyentes de Latinoamérica, me reservo su nombre, pero leía todo sobre el, miraba todas sus actividades y todo lo que fuera de el me parecía excelente. Me comparaba con el en muchas cosas y en la mayoría me falta mucho o ya a mi edad el me había sobrepasado. Eso hacia que yo me desanimara y dijera: “No creo que Dios me pueda usar algún día como El”. Y es que estaba cometiendo el gran error de comparar mi vida con la suya, lo cual jamás será igual.

Entonces Dios me enseño que no tengo que compararme con nadie, que el me ha dado características distintas, gracia distinta, talentos diferentes y que tenia que escribir mi propia historia y no copiar una que ya fue escrita.

Eso hizo que me motivara a ser como soy, a no imitar a nadie ni poner mis ojos en alguna persona, todo eso me ayudo a crecer espiritualmente, a no ver a mis lados que otros van mas rápido que yo, sino que comprender que estoy en un proceso único que Dios tiene para mi, en donde estamos escribiendo nuestra propia historia.

Hoy en día hay personas que admiro, hombres y mujeres de Dios que me motivan a mejorar cada día y aprender cosas nuevas, pero créeme que no me imagino ser como ellos, ni quiero serlo, al contrario Dios me ha mostrado que solo hay y habrá un Enrique Monterroza, por lo cual tengo que ser original en lo que hago porque a eso Dios me ha enviado.

Por esa razón en esta hora quiero invitarte a no compararte con nadie, no cometas el gran error de comparar tus capacidades con las capacidades de otros, ni tu talento con el talento de otro, no te creas menos que otros ni mas que otros, solo confía en que Dios esta escribiendo contigo tu propia historia y no esta repitiendo ninguna que ya fue escrita.

Y es que así es Dios, El no me ve con ojos de imperfección, al contrario, El ve el potencial que hay en mí para escribir una historia única. Si bien es cierto hay y hubieron hombres y mujeres que marcaron la historia, pero tu y yo podemos ser otros personajes que podemos escribir y marcar nuestra propia historia.

Es hora de dejar de compararte, posiblemente alguien sea mejor que nosotros, pero eso jamás será motivo de desanimarnos, al contrario eso debe servirnos como motivación para darnos cuenta que hay mucho porque trabajar. Y que así como Dios ha sido bueno con alguien mas en dotarlo de talentos especiales, así también yo tengo la misma probabilidad si me sumerjo en su presencia de obtener esos talentos que están disponibles para todos aquellos que anhelen escribir su propia historia.

Amados, tú fuiste creado único, no hay nadie como tú, tienes características diferentes a las demás personas, así como físicamente eres diferente a todos, así también tus talentos han de ser similares pero jamás iguales a los de las demás personas.

Es hora de explotar esos talentos, no veas a la izquierda ni a la derecha, no compares nada de lo que haces con nadie que consideres que es mejor que tu, al contrario, tu trabaja, haz lo que tengas que hacer, trata de ser original y sobretodo permite que Dios te use de la forma tan diferente que El lo quiere hacer.


¡Basta ya de Comparaciones!

Tú eres ÚNICO(A) y tu único Modelo de Vida tiene que ser JESÚS.

No necesitas tener la culpa para pedir perdón






No necesitas tener la culpa para pedir perdón


“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.

Efesios 4:32

El día de hoy leyendo los comentarios que me dejaron en el escrito titulado: “¡Que hablen en mal de mí!”, me llamaba la atención la pregunta de una chica que decía lo siguiente:

“¿Debería pedirle perdón a tales personas a pesar de que yo no les este haciendo nada malo? Es que tengo el deseo de hacerlo pero a la vez no, porque pienso que no debo hacerlo porque yo no soy la que está teniendo malas actitudes sino al contrario estoy siendo yo la agraviada. ¿Qué piensas acerca de esto?”

Lastimosamente no puedo contestar con un escrito todas las preguntas que me hacen, pero esta vez quiero hacerlo debido a que considero que hay muchas personas con la misma interrogante y debido a que yo mismo en algún momento de mi vida me pregunte lo mismo y he aquí lo que hice:

Era el año de 1998 cuando una joven declaro que yo había hecho algo en contra de ella, ¿Qué era lo que había hecho?, pues hasta ahora, 12 años después nunca supe lo que supuestamente le había hecho. Según ella yo había hablado de ella haciéndola sentir mal, algo que nunca hice, pero que ella aseguraba que era así. En ese entonces mis lideres sabían muy bien como era mi comportamiento y ellos estaban seguros que las cosas no eran como la chica decía, pero aun así yo me sentía un poco incomodo, pues no quería que por algo que supuestamente yo había hecho ella se sintiera mal y dejara a de asistir a la Iglesia.

Recuerdo muy bien, ese día luego de llegar de estudiar, me fui a un lugar a solas, ore y le pedí al Señor que me diera la humildad necesaria para ir y pedirle perdón, aun cuando yo no había hecho nada. Recuerdo que mi cuerpo temblaba porque yo antes de venir a Cristo había sido un orgulloso de primera, humanamente no concebía la idea de ir y pedir perdón por algo que no había hecho y mucho menos humillarme delante de esta persona solo por satisfacerla.

Pero el Espíritu Santo que está dentro de mí me redargüía y me hacía sentir que debía ir y pedirle perdón aun cuando yo no tenía la culpa.

Luego de orar por un buen momento, me decidí a ir a la casa de la chica. Recuerdo que toque la puerta y para mi sorpresa fue ella directamente la que pregunto: “¿Quién?”, sinceramente yo esperaba que no estuviera para excusarme de que yo había ido pero ella no había estado, pero no, Dios quería que ella estuviera ahí y que fuera ella personalmente la que respondiera al toque de la puerta. Con un poco de pena y temor a la vez respondí: “Yo, Enrique”, ella rápidamente cambio su voz y me dijo sin abrir antes la puerta: “¿Qué quieres?”, con una actitud repugnante, en ese momento tenía que decidirme entre irme a mi casa sin decir nada, al fin y al cabo yo no había hecho nada malo, pues eran solo inventos de ella, ó enfrentarme a esta situación y pedir perdón por algo que nunca hice, pero que Dios había de bendecirme a través de esa acción.

Tome fuerzas, y le dije que me permitiera hablar un momento con ella; abrió la puerta y con una cara de pocos amigos se dispuso a medio escucharme, cuando tuve el momento adecuado le dije: “Quiero pedirte perdón si he hecho o dicho algo que te daño, no quiero estar así, eres mi hermana y como tal debemos estar bien entre nosotros, se que a Dios no le agrada esto, por eso quiero pedirte que me perdones”, sinceramente en ese momento note que no era el mismo Enrique de antes, Dios estaba cambiando mi vida, El estaba quebrantando mi orgullo que por muchos años había tenido, a la vez estaba sintiendo una paz en mi vida que sobrepasaba mi entendimiento, ella me respondió con una cara entre sorprendida y enojada: “Esta bien te perdono”, esas palabras para mi fueron como un bálsamo, como una grúa que me quito un enorme peso de encima, por fin ¡Era Libre! De esa situación.

Lastimosamente la chica me perdono de labios, pero ella siguió por un tiempo medio enojada conmigo mí, pero a mí me libero completamente. Fue ahí donde comprendí lo siguiente:

1. No se necesita tener la culpa para pedir perdón.
2. El pedir perdón te quita un enorme peso de encima y te hace libre, aun cuando la otra persona quiera o no perdonarte.
3. Al que se humilla, Dios lo exalta. (“Jehová exalta a los humildes, Y humilla a los impíos hasta la tierra”. Salmos 147:6)

Por tal razón este día quiero invitarte a que si en algún momento sientes el hecho de pedirle perdón a alguien, ve y hazlo, pues no se necesita tener la culpa para pedir perdón y si lo haces Dios ha de bendecirte en gran manera, porque eso es lo que Dios quiere para nuestra vida, que tengamos un corazón humilde y sencillo que anhela cada día estar bien con El.

Pueda que algo este robando la paz de tu corazón y es que quizá necesitas urgentemente pedir perdón, por tal razón ve y sumérgete en el rio del Espíritu de Dios antes, luego pídele que te de las palabras indicadas y el momento idóneo para ir donde esa persona no en tus fuerzas humanas, sino en la fortaleza del Señor para pedirle perdón, cuando lo hagas Dios se derramara aun mas en tu vida, porque observara la disposición de corazón que tienes para estar bien con Él y con los que te rodean.

Pueda que la persona a la cual le pidas perdón con sinceridad, no te perdone, pero eso ya no es cuestión tuya, tu parte es ir y pedir perdón, ahí tu serás libre, si la otra persona te quiere o no perdonar, no tiene nada que ver ya contigo, TU HAS HECHO TU PARTE y Dios te premiara por eso.

Para pedir perdón lo único que se necesita, es un corazón humilde y sincero y un deseo ferviente de agradar a Dios.

Hay Promesa para tu vida

Mi foto
¨Enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con toda sabiduría...¨Colosenses 3:16 ORACION DE HABACUC CAP. 3 17. Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18. Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

cristianos