"No te le quedes CALLADO al diablo".

Título: El problema no es que el diablo te hable, es que tú te le quedes callado.Tema: Contrarresta los dardos del diablo activamente con la Palabra de Dios.Objetivo: Aprender a no quedarte callado y pasivo ante el ataque del diablo.

Texto: Mateo 4:1-11Introducción: Uno de los errores más comunes que cometemos es dejar al diablo hablando en nuestra mente y corazón, y quedarnos callado escuchándolo. Si le damos libertad para engañarnos con sus mentiras, si le entregamos toda nuestra atención; nos tendrá en sus manos fácilmente.

Tenemos que contrarrestar sus mentiras con la verdad de la Palabra de Dios. Golpe a golpe batallar y pelear sin rendirnos ni ceder a su maldad. Hay que aprender a partirle la cara al diablo. ¡Tus convicciones son buenas si resisten bajo presión! Dios no te dio cara para coger galletas del diablo resignadamente.

Leer I Timoteo 6:12.4.1-2 Satanás es un ángel caído. Existe de veras, no es simbólico, y constantemente está luchando en contra de los que obedecen y siguen a Dios. Las tentaciones de Satanás son reales. Él quiere que hagamos las cosas a su manera o la nuestra, pero no como Dios quiere. Satanás, con frecuencia, nos tienta cuando somos vulnerables: cuando estamos cansados, solitarios, enfrentando decisiones importantes o incertidumbre.

Pero Satanás gusta también de tentarnos por medio de nuestras virtudes, en el momento en que somos susceptibles al orgullo. Debemos estar en guardia en todo momento contra sus ataques (Leer Efesios 6:10,11 y 17). Y no quedarnos pasivamente y callados cuando él nos hable a la mente o corazón. Repréndele con voz segura y convicción en la Palabra de Dios. Podríamos sentirnos sucios después de una tentación; sin embargo, la tentación en sí no es pecado.

Pecamos cuando cedemos y desobedecemos a Dios. Recordarlo nos ayudará a no debilitarnos ni rendirnos por ser tentados.4.3-4 Las tentaciones de Satanás se enfocan en tres cosas: (1) deseos físicos, (2) posesiones y (3) poder y orgullo (Leer 1 Juan 2.15-17). Vemos aquí que le habló sugiriendo que usara sus poderes para saciar una necesidad física. También nosotros podemos ser tentados a satisfacer un deseo normal en una forma incorrecta o en un mal momento.

Por ejemplo el deseo sexual fuera del matrimonio, o la necesidad económica mediante el robo. Recuerde, muchos de nuestros deseos son normales y buenos pero deben ser satisfechos en la forma correcta y en el momento oportuno.

Jesús fue capaz de resistir todas las tentaciones de Satanás porque no solamente conocía las Escrituras, sino que las obedecía. Saber versículos bíblicos es importante para resistir los ataques de Satanás, pero debemos obedecerlos también. Note que el diablo también se sabe versículos de las Escrituras, pero no los obedece.

Conocer y obedecer la Biblia te da no solo la respuesta precisa, sino el testimonio y respaldo de un hijo de Dios que el Señor apoya y el infierno respeta.4.5–7 ¡Satanás citó las Escrituras para hacer que Jesús pecara! Algunas veces los amigos presentan razones atractivas y convincentes para inducirnos a hacer lo que sabemos que no es correcto.

Inclusive buscan versículos bíblicos que aparentemente apoyan su punto de vista. Estudie la Biblia cuidadosamente, fíjese en el contexto de los versículos, de modo que pueda entender los principios de Dios y qué es lo que Él quiere para usted.

Solo al comprender realmente lo que la Biblia dice en su totalidad, podrá reconocer errores de interpretación cuando la gente use versículos fuera de contexto y los tuerzan para que digan lo que quieren que diga (leer 2 Pedro 1:20-21).4.8-9

Satanás mintió acerca de lo que implicaba su poder. La tentación que le presentó a Jesús fue la de mostrar al mundo que él ya era su gobernante, sin tener que ejecutar el plan de salvación. El diablo habló tratando de distorsionar la perspectiva de Jesús buscando que su atención estuviera puesta en el poder del mundo y no en los planes de Dios.

Así nos quiere hace también a nosotros.4.11 Cuando Jesús le contrarrestó todas sus maquinaciones al diablo, este último se rindió y le dejó. Porque se dio cuenta que Jesús no se quedo callado ante su dialogo engañador, al responderle por la Palabra de Dios que no solo conocía sino que vivía.