martes, 27 de enero de 2009

¿Se ha preguntado qué es la oración?


Respecto a la oración se han escrito muchos libros y se han tratado de aplicar muchas definiciones. No obstante la más sencilla y práctica es que "La oración es hablar con Dios".

Somos hijos de Aquél que creó el universo, por esa razón debemos mantener una íntima relación con Él, para lo cual acudimos a un pasaje sumamente interesante escrito por el apóstol Juan: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él." (1 Juan 3:1).

Se trata de un texto que no podemos pasar desapercibido. Por el contrario, tenerlo muy en cuenta ya que menciona que es por su amor que nos llama sus hijos, y nos redimió. Lo mínimo que podemos hacer es tratarle como al Padre que es.

Él nos trata con ternura. Está atento a nuestros anhelos, necesidades, expectativas e incluso sufrimientos. Y también desea que vayamos a Él con todo lo que nos acontezca. Siempre estará atento a nuestro llamado.

Por esa razón, lo más apropiado es mantener un diálogo constante con Él mediante la oración. Tenga siempre presenta que orar es hablar con Dios.

Cuando lo hacemos, podemos atender lo que Él quiere decirnos y que muchas veces no es audible como tal, pero lo percibimos en el corazón. Al respecto el rey Salomón escribió: "Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto." (Cantares 2:14 b).

Cuando oramos, tenemos un encuentro vivencial con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Cada vez que vaya a Él en oración, sepa que está manteniendo una conversación en la cual usted está en la presencia misma del Supremo Hacedor. Responde a nuestra necesidad de relacionarnos.

Una vida de oración

Nuestra vida debe ser en esencia una vida de oración tal como lo recomienda el apóstol Pablo: "Orad sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17).

Tome nota de que, en consonancia con el texto, el orar debe ser:

a.- Una actividad constante.

b.- Una actividad perseverante.

Sobre esta base, es importante que dentro de las actividades diarias dediquemos tiempo para dialogar con nuestro amado Señor. Lo ideal es que no sea un lapso corto sino cada vez mayor, con el ánimo de que nuestro diálogo sea más profundo.

Si se pregunta qué hizo fuertes a los hombres grandemente utilizados por Dios a través de la historia, la respuesta es sencilla: su consagración a la oración.

Un ejemplo sencillo lo encontramos en la iglesia primitiva. La componían hombres y mujeres perseverantes en el clamor. Como diría alguien: "No descuidaron la gracia y privilegio de orar continua y gozosamente". Ante la inmensa obra por hacer, el propio Señor Jesucristo les instó a clamar: "Rogad pues al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies" (Mateo 9:37, 38).

Él también enseñó que al orar, se debe ser perseverante, sin dejar de clamar (Lucas 18:1).

Esta semana tiene un reto: ser perseverante al orar, Recuerde siempre lo que dice el texto del apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5:17.
POR MI HNO MINISTERIO LEVANTATE Y ANDA

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¨Enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con toda sabiduría...¨Colosenses 3:16 ORACION DE HABACUC CAP. 3 17. Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18. Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

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