¡NO HAY OTRO COMO TÚ!

¿Sabes cuáles personas son las más felices? Las que se aceptan como Dios las hizo, las que aprenden a contentarse con lo que tienen y no les interesa el qué dirán. Los que se esfuerzan por vivir a la altura de lo que piensan que otros esperan de ellos en realidad se colocan un gran peso sobre sus hombros.

La humildad, por el contrario, es fuente de libertad.Si somos sinceros con nosotros mismos, me parece que reconoceríamos que sentimos admiración por los que tienen el valor de aceptarse como son, llevar una vida sana en todos los sentidos y tener muy claro el orden de prioridades. Desgraciadamente y como es de esperar, los que adoptan esas posturas, con frecuencia se sienten solos y aislados de quienes los rodean.Cuando era joven no me gustaba mi físico. Pensaba que tenía la nariz demasiado grande y era muy flaco y feo.

Tenía un complejo de inferioridad muy marcado con relación a mi apariencia y me tomó mucho tiempo superarlo. En parte ese complejo nacía del orgullo, y en parte de que veía que no era como los demás. Pero a medida que transcurría el tiempo y me hacía mayor me di cuenta de que aquello carecía de importancia.

Comprendí que Dios me creó como Él quería que fuera y que me hizo así porque me amaba.Dios te quiere tal como te hizo. A Sus ojos eres una persona de gran belleza. Todos somos seres singulares y extraordinarios.

Para Él no hay persona fea, sea cual sea nuestro aspecto.En muchos casos, la autoestima tiene mucho que ver con nuestra relación con el Señor. Cuanto más estrecha sea nuestra relación con Él y más estemos en paz con Él, más contentos y tranquilos estaremos con nosotros mismos, y también más felices y menos preocupados. Si tienes un trato íntimo con Dios, eres una persona atractiva, porque Su amor y Su luz resplandecen en ti.

Te propongo una cosa: tómate un tiempo para dejar que el Señor te hable de ti. O bien, pide a otra persona que pregunte al Señor cómo te ve Él, que describa tu belleza interior, tus virtudes, los talentos que Él quiere sacar a la luz para que se luzcan en beneficio de otros. Deja que sea Él quien te anime.

Señor, podrías haber hecho de mí un ser perfecto, pero preferiste no hacerlo. Me hiciste como querías que fuera. Ponerlo en tela de juicio sería dudar de Tu amor. Al darme cuenta de ello, encuentro en Tu amor perfecta paz, seguridad y reposo. Tómame tal como soy, y colócame en lo más íntimo de Tu corazón. Amén.LOS BENDIGO EN EL NOMBRE DE DIOS. Por mi Hno Evg. El Caballero de la Cruz